Jordi, siempre rodeado de niños…

Llevar a Jordi con nosotros en este viaje ha sido una maravilla. Él ha sido nuestros ojos, ha interpretado nuestra mirada, la de todo el grupo, y ha conseguido captar miles de instantes importantes que ahora están ahí, para facilitar el recuerdo de la experiencia, para hacernos sonreír, o volver a arrugar la nariz o reír abiertamente. Esas imágenes que evocan colores, olores, pero sobre todo, emociones intensas y la mayoría de las veces tan personales, tan de uno mismo, que es difícil compartirlas.

Todos hemos fotografiado a Jordi fotografiando

Todos hemos fotografiado a Jordi fotografiando, por qué era su imagen habitual, mochila a la espalda, cámara en la mano, mirando, componiendo en su cabeza, y disparando. Rodeado de niños, todos queriendo hacerse una foto para luego poder verse a sí mismos en el visor y reírse. Nada diferente a lo que hacen los adultos, posar para Jordi y luego pedir ver esa imagen, para sonreír o para reír abiertamente cuando se reconocen.

Fotografías en el hospital

Distinto es hacer las fotografías en el Hospital, plasmar la enfermedad, entrar en hospitalización, en quirófano, en la unidad de intensivos… Entonces era como si Jordi se hiciera más liviano, a veces casi invisible, pidiendo permiso para hacer una foto a los padres, captando la realidad sin buscar sensacionalismo, simplemente captando lo que el ojo ve, porque esas imágenes, muchas de ellas tienen que componer un libro formidable, una manera visual y directa de explicar el programa de cooperación y hermanamiento que se está desarrollando allí, para que todos podamos compartirlo.

Amelia Guilera
Directora del Campus Docent

…para sonreír o para reír abiertamente cuando se reconocen…

La fotografía ha hecho grandes amigos…

La fotografía ha propiciado grandes amistades…