Homenaje a Br. Fanando, Mercado de Lunsar

El pasado el 15 de marzo de 2017, después de las celebraciones de los 50 años de la presencia de los Hermanos en Sierra Leona, de los nombramientos honoríficos y de la graduación de la sexta promoción de enfermería, y cuando ya pensábamos en el regreso a Barcelona, las autoridades locales de Lunsar me pidieron que fuera a visitar el mercado de la ciudad, ya que las mujeres que no habían podido ir a los festejos por trabajo querían verme. Así que acepte ir.

Homenaje al Hno. Fernando Aguiló en el Mercado de Lunsar, Sierra Leona from Hospital Sant Joan de Déu BCN on Vimeo.

Cuando llegué al Mercado a la hora fijada empezaron de forma espontánea cantos y bailes de las mujeres presentes, dándome las gracias por los años que estuve en el hospital. Muchas de ellas eran paciente mías de aquella época. Fui paseado y jadeado por todo el mercado, salvando multitud de obstáculos de los pequeños pasillos entre los diferentes puestos de las vendedoras de pescados, carne, verduras y arroz… Toda una odisea cuando vas en silla de ruedas en lugares que no son lisos, con escalones que no ves, espacios muy estrechos por los que difícilmente pasaba las silla y tener que ir improvisando continuamente la forma de pasar los obstáculos en medio de una multitud de gente que me aclamaba y me saludaba…

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En el video y en las fotos podéis ver mejor este entrañable acto… Personalmente iba algo desconcertado y emocionado por el recibimiento pero, sobre todo, por la expresión jubilosa de la gente… Es increíble lo que da de sí la mente humana, en estas circunstancias pasaron miles de recuerdos como flashes instantáneos: de personas, de pacientes, de éxitos, de fracasos, de situaciones gozosas, de conflictos, y de algunos acontecimientos muy tristes. Encontré a faltar a personas muy significativas de hospital de Mabesseneh como el Hno. Ricardo Botifoll (Pa Richard), el Hno. José María Pérez (Pa Joseph), el Hno. Manuel Garcia Viejo, Mr. David Tholley… y de Clarita, una niña que tuvimos acogida en el hospital y que dejaron en la puerta de mi despacho cuando tenía unos tres años y padecía una parálisis cerebral infantil. Con todo este lio mental y embargado por la emoción, fui consciente de una realidad patente e inmediata que me provocaba el miedo de darme el “trompazo padre” ante el accidentado camino, la gente, los tenderetes del mercado y las cajas que obstruían el camino… Gracias a Dios, tuve un buen porteador de silla de ruedas y salí ileso del evento. Eso sí, con el mejor regalo que me podían hacer en este viaje, su recuerdo.

Hno. Fernando Aguiló